La compra de Lucasfilm por más de 3.000 millones de euros acrecienta el poder de Disney en el selecto club de las seis ‘majors’ del cine mundial
Con la compra de Lucasfilm por parte de Disney por 3.125 millones de euros, Hollywood se constriñe un poco más. Las seis majors —la media docena de estudios de cine con capacidad de producción y distribución de grandes taquillazos— son hoy un poco más poderosas gracias a ese crecimiento de Disney... que ha debido de escocer en 20th Century Fox, estudio que produjo La guerra de las galaxias y que distribuyó las otras cinco películas de la saga.
Hoy se han quedado sin pastelito, y encima el panadero, George Lucas, ha anunciado que, de alguna forma, volverá a hornear: “Dije que no iba a hacer más [películas de Star wars] y eso es cierto, no voy a hacer más. Pero eso no significa que no le pase el testigo a Kathy [Kathleen Kennedy, su mano derecha, que a partir de ahora será la presidenta de Lucasfilm]. Tengo tratamientos de guion para los Episodios VII, VIII y IX, así como un montón de otras películas, y, obviamente, hay cientos de libros, comics y todo lo que se puede imaginar. Así que, en cierto modo, he dado a Kathy ese tesoro de historias y cosas varias con la completa confianza de que va a hacer películas geniales”. Las palabras del cineasta ayer, en un vídeo de explicación de la transacción económica, provocaron miles de comentarios negativos de los fans de Star wars, que ya habían despotricado horas antes con el anuncio de la compra.
Y sin embargo, esas palabras tienen toda su razón de ser. Primero,
porque George Lucas se ha portado como casi todos los megamillonarios
estadounidenses, que al final de su vida hacen caja y con lo ingresado
se dedican a las obras benéficas y a sus aficiones. En el caso del
creador de Han Solo y su pandilla de amigos interestelares, estas se
centrarán en “el cine experimental”. Segundo, porque solo podía vender a
Disney. Este estudio es el único de las seis majors que no
depende de una gran corporación, que tiene autonomía en sus decisiones
económicas y artísticas. Y a su vez ha dado esa misma autonomía a las
últimas compañías que ha adquirido, gracias al ojo de Robert A. Iger,
presidente ejecutivo de la compañía, que llegó al cargo en marzo de
2005, tras la abrupta salida de Michael Eisner, el hombre que casi
entierra al ratón Mickey Mouse.
Iger siguió maquinando para encontrar más productos atractivos para los adolescentes, los principales compradores de entradas de cine de todo el mundo, y en verano de 2009 Disney volvió a hacer saltar la banca, al adquirir Marvel por 2.800 millones de euros. Si Warner estaba exprimiendo DC Comics, Disney necesitaba algo más que un ratón, un perro que lleva pantalones o un vaquero y un guerrero espacial de juguete. Y Marvel proporciona hasta 5.000 personajes con posibilidades de saltar a la gran pantalla. En el acuerdo, una condición: ninguno de los personajes de la editorial de comics podrá verse alterado por órdenes de Disney.
De forma indirecta, Lucasfilm entra en el selecto grupo de las seis majors. Los otras cinco han seguido vidas muy distintas. Columbia fue comprada por Sony, el gigante japonés del videojuego, la televisión y los productos multimedia; Warner es una de las patas del imperio Time Warner, con intereses en las telecomunicaciones; 20th Century Fox forma parte desde 1989 del imperio de Rupert Murdoch (hace solo tres meses firmaron un acuerdo para distribuir las películas de DreamWorks los próximos cinco años); Universal es en realidad NBCUniversal, bajo control de Comcast; y otro gigante, Viacom, compró Paramount en 1993, que tambien posee MTV y Nickelodeon. Por cierto, los nostálgicos de la vieja era aman por encima del resto de las majors a Paramount: es el único estudio que aún tiene sus oficinas centrales en Hollywood.
Una adquisición a precio de ganga
En los mentideros económicos y en cualquier web y publicación cinematográfica de Estados Unidos, la adquisición ayer de Lucasfilm por Disney fue calificada de “ganga”, porque por 3.125 millones de euros la major compra no solo una productora de cine sino también al líder mundial de efectos digitales en el cine, presente cada año en decenas de grandes producciones taquilleras, y todo el desarrollo analógico y digital del merchandising de Star wars.
Ayer en Wall Street las acciones de Disney cayeron un 2,1% (estaban a 48,99 euros cada título), pero porque la bolsa de Nueva York descendió en general. En octubre de 2011 las acciones de Disney estaban a 33 dólares, en marzo de 2012, con el estreno de John Carter, rozaron los 47 dólares, posteriormente cayeron y volvieron a subir a inicios de este mes hasta los 53,4 dólares. Esta semana han perdido un 5,3%, en lo que se entiende como un ajuste lógico ante su alto precio. El mercado bursátil no ha castigado la compra.
Fonte: El país
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